APRENDER A NO INQUIETARSE POR NADA
Muchos de nosotros ante los acontecimientos de nuestras vidas, algunos imprevistos, y otros no imprevistos, de manera automática nos inquietamos y perdemos la paz.
Pero, la falta de paz o la inquietud es un indicativo de que algo dentro nuestro no está bien, pues significa que existe temor, miedo, vergüenza o culpa en nuestro interior.
Ante esa realidad de falta de paz ¿qué hacer? Pues la respuesta del apóstol Pablo es la oración y menciona dos tipos de oraciones: la de súplica y la de acción de gracias.
Asi pues, los remedio ante la inquietud interior son: 1). La oración de súplica y 2). La oración de agradecimiento. Pero ambas requieren la fe.
El que suplica lo debe hacer con fe y el que agradece también lo ha de hacer con fe. Una fe que pide sin titubear, y una fe que agradece sin dudar de Dios ni de la capacidad de su poder para devolvernos la paz que necesitamos.
Hoy ¿qué te inquieta? ¿Qué te quita la paz? Haz la oración de súplica y pide sin temor, y haz la oración agradecida confiando en que Dios ya te está dando lo que has suplicado.
Oremos juntos: Papito Dios, en este día te adoro y te alabo, elevo mi oración de súplica pidiéndote la paz y te agradezco por escucharme. Que tu paz sea mi comienzo, mi camino, mi indicativo y el fin de mi vida. Enséñame a no vivir sin tu paz. Te amo papá Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
Bendiciones y abrazos en Cristo Jesús.
Autor: Mario Martínez Herrera
www.sincadenas.org
martinezherrera30@gmail.com
@mariomartinezherrera
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