¡EL MARAVILLOSO PODER DE LA ORACIÓN DE CLAMOR!
Una vez un conocido me dijo:
- Tú crees que Dios hace magia, yo en cambio no, yo creo que Dios usa las circunstancias del mundo, la naturaleza y el hombre para cumplir su voluntad.
A lo que me reí, y le dije:
- Yo no creo que Dios haga magia, pero sí creo que Dios hace milagros. Y, definitivamente creo que Dios hace muchos milagros, e igualmente, para mí, el hecho de que use las circunstancias que nos rodean para sus propósitos ya es un gran milagro.
En cierta manera, lo que puedo comprender de lo aquel conocido quiso decir, es que, Dios hace las cosas y esas cosas deberíamos entenderlas nosotros los seres humanos, porque si no las entendemos, entonces o Dios no la hizo, o algunos somos fanáticos y exageramos las acciones de Dios, pero esto, en realidad, no es así.
Dios tiene el poder de hacer cosas maravillosas y lo mejor es que, las puede hacer sin nuestro consentimiento y, más allá de todo, es que muchas de las cosas que hace no la podemos entender con nuestra pequeña mente y nuestra corta razón.
Una de esas es la que dice el versículo que meditamos ahora. Y, es que Dios muestre cosas ocultas a aquellas personas que claman a él con todo su corazón. Esto es inexplicable e inentendible para la razón humana.
Así pues, yo creo que el hecho de que podamos clamar a Dios, es un milagro; el hecho de que Dios responda a nuestros clamores, es otro milagro; y el hecho de que Dios muestre cosas grandes y ocultas a quienes claman, es otro milagro mayor.
Y, utilizando el argumento del conocido, pues sí, Dios usa las cosas naturales para cumplir sus propósitos, y en este caso el clamor es natural, pero el que persiste en su clamor a un ser espiritual como Dios, hace de esta acción algo sobrenatural, y las respuestas de Dios se manejan en el plano sobrenatural, y puede que tengan sus manifestaciones en el plano natural si Dios así lo desea, pero Dios hace lo que quiere y él puede hacerlo porque él es Dios.
En fin, la invitación es a que clamemos a Dios y hagamos de nuestro clamor un estilo orante de vida, de esta manera veremos cosas grandes y ocultas no reveladas al hombre natural, y si persistimos veremos a Dios mismo obrando de manera sobrenatural en nuestro plano natural.
Oremos juntos: Padre Dios, enséñame a clamar como conviene según tu Espíritu. Que mi clamor llegue hasta tu trono glorioso y que puedas recibirlo con agrado y aprecio. Te pido que tu palabra se cumpla en mi vida y que mi clamor sea constante hacia a ti, para así, conocerte y conocer tu voluntad. Papito Dios toda la gloria sea para ti. Te amo. En el nombre de Jesús. Amén.
Bendiciones y abrazos en Cristo Jesús.
Autor: Mario Martínez Herrera
www.sincadenas.org
martinezherrera30@gmail.com
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