¡NO TE PREOCUPES POR SATISFACER TUS PASIONES!
En la vida casi siempre andamos anhelando, buscando y haciendo cosas en pro de nuestro propio beneficio. Usualmente este beneficio es material, aunque hay que reconocer que existen personas que buscan otros beneficios como lo son: el emocional, el mental, el espiritual, el social, cultural u otros.
En este sentido, te pregunto ¿qué te mueve a ti a hacer las cosas? Si indagáramos en tu interior ¿qué beneficios buscas? ¿Por qué? Y ¿para qué? ¿podrías concluir que no buscas satisfacer tus bajas pasiones? Estas son preguntas esenciales en la vida porque las respuestas indicarán hacia dónde diriges tu vida, qué buscas y a quién sirves mientras vives.
A menudo la gente busca, anhela y hace cosas para satisfacer sus propias pasiones. Por ejemplo: estudiar una carrera, tener un mejor empleo, comer una buena comida, tener ciertas relaciones con cierto tipos de personas que nos hacen sentir en comodidad, al fin de cuentas, la mayoría buscamos satisfacer nuestras pasiones, pero, ¿será eso lo que desea Dios de nosotros? O ¿Dios nos creó para que viviéramos para satisfacer nuestras pasiones?
El ápostol Pablo escribió explicítamente en la carta a los Romanos "No se preocupen de satisfacer las pasiones de esta vida mortal" (Rom 13, 14) más bien, nos invita a todos a revestirnos de Jesucristo, el Señor. Y, es que bien sabía el ápostol de los gentiles que los tiempos que vivimos no son tiempos ni para pensar ni andar exclusivamente satisfaciendo pasiones propias o de otros, sino que, deberíamos vivir utilizando las armas de la luz y hacer de estas nuestro estilo de vida, que consiste en vivir en la cotidianidad de la vida haciendo el bien y viviendo conforme a la Palabra de Dios.
Te pregunto, ¿cómo vives tú? ¿Te revistes todos los días de las armas de la luz? O ¿solo vives para satisfacer tus pasiones?
Recuerda que Dios quiere lo mejor para tí porque te ama. Él desea que te dejas amar y que ames a los demás, y esto supera a la satisfacción de las pasiones carnales.
Oremos: Padre Dios, vengo ante ti para alabarte, bendecirte y glorificarte. Enséñame a no vivir satisfaciendo mi carne, si en el pasado lo hice hoy pido perdón, y dame fuerzas para no hacerlo hoy. Ayúdame a revestirme con las armas de la luz y así servirte a ti y al prójimo. Te amo papá Dios. En el nombre de Jesús. Amén
Bendiciones y abrazos en Cristo Jesús.
Autor: Mario Martínez Herrera
www.sincadenas.org
martinezherrera30@gmail.com
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