LA INESCRUTABLE RIQUEZA DE CRISTO
El ápostol San Pablo muestra claramente con este versículo de la carta a los Efesios (3,8) que en Dios existen misterios escondidos, o más bien, que Dios mantiene ciertos misterios no revelados a los hombres. ¿Esto por qué será? Porque Dios tiene un plan concreto y establecido para todo y todos.
La palabra inescrutable significa que no se puede saber ni averiguar ni comprender. Y si el ápostol manifiesta que Cristo es una inescrutable riqueza significa que Cristo no podía ser comprendido. Pero, esto tiene una intención, y es que Dios en su pedagogía divina ha querido que el ser humano conociera a Cristo y le conociera a él mismo progresivamente. Este conocer progresivo es una riqueza y una riqueza inescrutable.
Esta saber misterioso es una riqueza tan grande que sabiendo esto puedo comprender porqué hombres y mujeres que han tenido dicha revelación han dejado todo, han cambiado el rumbo de sus vidas, han vendido todo y son nuevas creaturas hechas en esta riqueza inescrutable que es Cristo. Y, es que esta riqueza no tiene medida, lo colma todo y llena plenamente la vida de quién tiene la gracia y la dicha de tenerla, averigüarla y conocerla.
Ahora comprendo porqué el ápostol escribió que todo lo consideraba basura comparado al conocimiento de Cristo (Flp 3, 8) y es que, los otros conocimientos no son riquezas inescrutables, pero el conocimiento de Cristo sí que lo es, ya que es una bendición, una revelación y una plenificación de la vida entera.
Ante todo esto yo como persona, en definitiva, no puedo seguir igual. Ya que, esta riqueza inescrutable es una bendición porque Dios me ha tomado en cuenta; es una revelación que muy pocos comprenden porque es Dios quien la revela a quién él quiere y me la ha revelado por pura gracia; y es una plenificación de vida porque cuando se descubre esto no se puede seguir viviendo sin esta riqueza inescrutable, desde este conocimiento ya no soy la misma persona.
Ahora te pregunto ¿Es Cristo Jesús tu riqueza inescrutable?
Oremos juntos: Papá Dios, amado y adorado por ángeles y almas justas. Gracias por revelarnos a Cristo Jesús, tu hijo amado y nuestra riqueza inescrutable. Haz, Oh Padre, que yo pueda cada día conocer más a Cristo para ser más como él y vivir en la plenitud de vida a la que tú me invitas y llamas. Gracias por tus revelaciones y por tu pedagogía divina en mi vida y en mi historia.Te amo papito Dios. En el Nombre de Jesús. Amén
Bendiciones y abrazos en Cristo Jesús.
Autor: Mario Martínez Herrera
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